Salud y disfruten!
El (ella) Fantasma.
Yo no quiero que en nuestra cama se abrigué con nosotros el fantasma que he creado para ti. Es demasiado descarada su presencia. Yo he tratado de dejarla, pero vuelve. Tú cierras la puerta y ella la abre. Yo le veo los cuatro ojos. Le veo las piernas y a veces hasta la veo en tus ojos. Ya no quiero al fantasma. Así que voy a dejarte.
¡Qué triste reconocer que los animales tan impetuosos, libres y bellos que acoge el zoológico en busca de refugio para ellos no sólo extingue los riesgos de muerte natural o campestre y una que otra enfermedad, sino que también extermina o llega a coartar su libertad, su libre albedrío, mientras nosotros, pequeños apsajeros, les admiramos a través de sus barrotes...
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